Discos favoritos de 2022 (Iberoamericanos)
Una retrospectiva de doce meses que engloban mixtapes épicas, corrientes pesimistas, un mundo de autoras y raras músicas nuevas que viven su ebullición overground.
Continuamos la revisión del año con nuestros lanzamientos favoritos en la esfera iberoamericana. Junto con el repaso de la música internacional y la lista con las canciones de 2022, que se publicará este jueves, nos acercamos a completar el anuario de Visiones Incomunicadas. Sin más, aquí abajo arrancamos con nuestro conteo.
25. Diego Lorenzini - Palabritas y Palabrotas
24. Letieres Leite & Orkestra Rumpilezz - Moacir de todos os santos
23. Guitarricadelafuente - La Cantera
22. Marina Herlop - Pripyat
21. Kaina - It was a home
20. Carolina Durante - Cuatro Chavales
19. mediopicky - mediopicky
18. Myuné - Fuera de lugar
17. Conjunto Primitivo - Morir y Renacer
16. Atalhos - A tentação do fracasso
15. Rojuu - KOR KOR LAKE
14. Natalia Lafourcade - De todas las flores
13. Daniela Lalita - Trececerotres
12. Nicolás y Los Fumadores - Dios y la Mata de Lulo o ¿Qué hacer en caso de que haya perdido la fe?
11. Rocío Márquez & Bronquio - Tercer Cielo
10. Lil Supa - Yeyo
9. Xênia França - Em Nome da Estrela
8. Rosalía - Motomami
7. Lucrecia Dalt - ¡Ay!
6. Sa!koro - GRACIAS SA!KO
5. Silvana Estrada - Marchita
4. Divino Niño - Last Spa on Earth
3. Niños del Cerro - Suave Pendiente
2. MC V.V - Trilogia BONDA
1. Feli Colina - El Valle Encantado
El que hay entre enero y diciembre de este año es un mundo de autoras. Ahí caben las emergencias estelares de Silvana Estrada y Feli Colina, la primera llevando la canción tradicional hispanoamericana hacia un impresionismo con trazas de jazz y emotividad clásica, la segunda investigando la geografía imaginada del folclore norargentino sin amarras ni compromisos. No tan lejos, en un registro de convenciones quizás emanadas de la experimentación academicista, aparecen Marina Herlop y Daniela Lalita, cada una labrando en la frontera de la electrónica y el conceptualismo. A su vez, Rocío Márquez, Xênia França y Lucrecia Dalt nos ofrecieron obras de madurez y reinvención, que afirman unas trayectorias poliédricas e hiperactivas. Y aunque las artistas que hemos nombrado se mueven en una capa más o menos visible de la música independiente, que no quepa duda, la sombra de Rosalía se derrama sobre todas ellas, a medida que la catalana continúa cortejando la idea de pop pan-latino, vanguardista y masivo, comercial y caprichoso, raizal y marciano, que ha marcado el arco de su carrera.
En paralelo, como lleva ocurriendo en la música de otros parajes, corrientes de nostalgia, pesimismo y agobio cruzan muchas de estas obras. Tanto Nicolás y los Fumadores como Atalhos y Carolina Durante hacen de la incertidumbre generacional su material creativo, sirviéndose de lo habitual que ya es para cierto indie sumergirse en la melancolía y desarraigo. Son exploraciones que cada una de estas bandas emprende fiel a su estilo, con la poética de humor ácido de los españoles o la reflexividad alterna del cuarteto colombiano, aun teniendo tanto en común. Son borrascas que Niños del Cerro también indagan en Suave Pendiente, un trabajo menos sobre la muerte que la sensación de discurrir hacia ella, preocupado por un horizonte un tanto más lejano que el día a día cotidiano. Además, el esperado retorno de la banda emblema del pop rock de guitarras chileno. Lejos de asentarse en la comodidad de ese legado, Niños del Cerro han querido elevar la apuesta en cada uno de sus lanzamientos, yendo en una década de ser notables por defecto de actualidad a contar en Lance (2018) y Suave Pendiente dos de las más logradas e identitarias obras de la movida independiente de su país. Quedando su último párate atravesado por la pandemia, los chilenos trabajaron estas canciones durante el encierro, dato que podría intuirse incluso si ellos no hubiesen decidido revelarlo. Algo que por igual ocurre con Last Spa on Earth, resultado de un periodo de confinamiento voluntario y literal de Divino Niño, que derivó en el subtexto de extrañeza y delirio que marca el salto al futuro que representa este álbum para estos músicos hoy basados en Chicago.
No menos importante fue lo que en 2022 se dio en la intersección de la electrónica, trap, hyperpop, plugg, R&B, emo, cloud rap y pop; unas músicas nativas de un underground online que dejó de serlo tras el levantamiento definitivo de las restricciones pandemicas al ocio nocturno. Quizás el de esa materialización sea un paso que aun van a dar Sa!koro y MC V.V, ambos siendo todavía criaturas de nichos hiperconectados. Una situación que favorece las jocosas mixtapes del brasileño, hinchadas de samples ilegales, freestyles con humor adolescente y guiños a la comunidad que se formó en torno a su presencia online bajo el alias Yung Lixo. En el caso del colombiano, su oficio y maña pop tendrán que terminar imponiéndose ante la homogeneidad del rap y electrónica locales, donde por ahora Sa!ko no puede ser otra cosa que un cuerpo extraño.
En el extremo opuesto de interacción overground se halla Rojuu, que en dos años pasó de colgar ‘cositas’ en YouTube a trabajar con Filip Ćustić y acumular sold outs por toda Iberoamérica. Triunfos que se deben en partes iguales al talento del catalán y a la impresionante maquinaria que se ha montado a su alrededor. Tan así que la febril producción e incesantes colaboraciones del músico son la multinacional trap que ninguna major habría podido establecer. Y si aquí no aparecen la Rip Gang (Saramalacara, ODD MAMI, K4, TAICHU, Dillom), Alequi, Trashu, 3rajean, Comando Burrito, Albany, AgusFortnite2008, Clutchill y algunos otros cultores de esas músicas nuevas, es ante todo una señal del anacronismo de este repaso, centrado en el formato álbum cuando hay escenas, géneros y épocas que ocurren lejos de un objeto tan añejo y rockista como aquel que alguna vez llamamos disco.
No hace falta alarmarse. El arte pictórico no se acabó con la fotografía ni esta fue aniquilada por la proliferación de cámaras digitales. Una cosa es el formato artístico y otra su dimensión comercial. A Diego Lorenzini y Guitarricadelafuente los separan trece años, uno elder millennial el otro tan centennial como lo puede ser alguien que aparezca en la banda sonora de Élite. Y ambos editaron en 2022 fantásticos discos de cantautor clásico. El formato álbum se entiende y sirve un propósito, por lo que está más o menos a salvo. Eso sí, la relación política y económica que se da entre la industria de la música y las plataformas de streaming debe preocuparnos, pues entregar la distribución del ‘producto’ a compañías que evalúan su desempeño con indicadores de la industria del software, que poco tienen que ver con el valor artístico, no parece ideal. Lo que está ocurriendo con el cine ha de llamar nuestra atención, así como las crecientes asimetrías entre megaestrellas tipo Drake y el 99% de músicos del mundo, por no mencionar los giros retro en los consumos musicales globales y su correlato en los medios. Entonces, antes de terciar en el juego que acabamos de criticar, esta retrospectiva de 2022 — completada por el ranking de discos internacionales y la playlist que publicaremos el jueves — es una manera de plantar una bandera de vitalidad contemporánea con la excusa del fin de año. De intentar vincularnos en el disfrute de músicas propias, única, vivas en su tiempo. Que ahora hay que escuchar. Hasta aquí la perorata. Cerremos con un gesto de esta época de tecnofeudalismo de plataformas: No olviden suscribirse, darle like, comentar y compartir. El jueves publicaremos la lista con nuestras canciones favoritas. ¡No se la pierdan!